Mariano Fresnillo, el guitarrista ciego que ayuda a jóvenes con adicciones: "Se puede salir de esos mundos oscuros"

Mariano Fresnillo toca la guitarra en una parroquia.
Mariano Fresnillo toca la guitarra en una parroquia.
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Mariano Fresnillo toca la guitarra en una parroquia.

Mariano Fresnillo se quedó ciego con 18 años, pero lleva años colaborando en acciones de la Iglesia para ayudar a colectivos vulnerables como las personas que han caído en las drogas. Con su guitarra, además de nociones musicales, enseña a jóvenes drogadictos de barrios pobres de Madrid que "se puede salir de esos mundos oscuros".

"He aportado mi granito de arena en ámbitos de exclusión social como son las adicciones. Ahí me he volcado. Llevo 30 años colaborando en un piso de acogida con drogadictos, chicos que quieren rehabilitarse, cambiar de vida”, afirmó este ciego caritativo para la iniciativa 'La Iglesia en 12 semanas' de la Conferencia Episcopal Española.

Mariano ha conocido a multitud de jóvenes en las tinieblas de las drogas cuando ha colaborado con distintos proyectos. Uno de ellos es en Vallecas, con la asociación Hontanar, de los Franciscanos TOR, que ayuda a personas a poder salir de la droga. También en Carabanchel, de la mano de la Fundación Ámbitos, donde se ofrecen "proyectos para jóvenes que han caído en diferentes adicciones, en este caso no solo droga, sino pantallas, pornografía o compras on line".

Mariano les dedica tiempo: “A través de mi guitarra les enseñas a relacionarse, a través de algo lúdico podían ir cambiando su día a día”. Como persona ciega lo que busca es que descubran “que cuando se quiere, se puede".

En momentos en que la vida se tuerce por problemas o las circunstancias, les dice que "se puede salir con ayuda, con formación y con caridad": "Con el amor de gente que como yo, voluntariamente, nos damos a un proyecto social de la Iglesia. No hay que encerrarse ni pararse. Con empeño y ganas, se puede salir de esos mundos oscuros”.

Rehabilitación 

Según la Memoria anual de actividades de la Iglesia Católica en España 2022, la Iglesia cuenta con 77 centros específicos de rehabilitación para drogodependientes. Ese año atendieron a más de 42.000 personas.

La iniciativa de la CEE también recuerda que las nuevas tecnologías han traído nuevas adicciones, como al móvil, las redes sociales o a la pornografía, que se agravan cuando afectan a la población infantil y juvenil. Y Cáritas, Congregaciones Religiosas y Centros de Orientación Familiar diocesanos las han incorporado en sus programas de prevención y de intervención.

Cuando se quiere, se puede puede salir con ayuda, con formación y con caridad

Además, la dignidad de la persona es objetivo de un nuevo proyecto de la Conferencia Episcopal Española, en el que están implicadas las Subcomisiones Episcopales para las Migraciones y Movilidad Humana y para la Familia y Defensa de la Vida; además del departamento de Pastoral de la Salud.

Según informó el Episcopado, en el 'Proyecto en favor de la dignidad de la persona' se trabaja desde hace meses con profesionales de distintos ámbitos sobre problemáticas de actualidad. Entre los temas que se abordan está la adicción a la pornografía, porque es una fuente de violencia, sobre todo hacia la mujer.

En 'La Iglesia en 12 semanas' también cuenta su experiencia Juan Carlos García, orientador en el Centro de Orientación Familiar (COF) de Getafe, donde ayuda a personas adictas y a sus familiares a salir de ese círculo que les tiene atrapados y al que muchas veces no se sabe ni cómo han llegado. En este centro tratan adicciones a la pornografía y redes sociales.

Juan Carlos relató que las personas adictas a la pornografía que acuden al COF “tienen un cambio de la percepción de la afectividad y la sexualidad, que afecta en sus relaciones de pareja y en sus relaciones interpersonales. Esta dependencia les genera una frustración y un sentimiento de tristeza que la única manera que tienen de aplacarlo es consumiendo más y más contenido pornográfico”, expuso.

El orientador familiar también subrayó que las personas adictas a redes sociales están preocupadas por la imagen que proyectan a los demás y que "viven engañadas en un mundo idílico que se les vende. Este hecho les genera también una frustración de fondo y problemas de autoestima".

Soraya es madre de tres hijos, dos de ellos ya adolescentes. El COF de la diócesis de Palencia, donde vive, le ha permito acceder a talleres para padres y educadores sobre los riesgos para los menores de Internet, las redes sociales y el acceso a la pornografía.

De todo lo aprendido, destacó importancia "de tener confianza y diálogo" con sus hijos "para hacer frente a los peligros de las redes sociales", y las herramientas que le han dado para afrontar las preguntas y las dudas que le plantean los más jóvenes de la casa.

Lo que más le impactó, confesó a la CEE, es que "somos productos". "Tenemos acceso a un montón de cosas gratuitamente, pero como nos decían ellos, no hay nada gratis. Cuando algo es gratuito, al final nosotros somos el producto, y en este caso nuestros hijos son los productos", concluyó.

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